Soliloquio del robot



Mírate. No eres más que un preso.

Un cáncer.

Y lo peor es que eres consciente de ello, y te gustaría remediarlo. Mejor dicho, lo peor es... que en verdad puedes remediarlo.

Eres un complejo de carne que se mueve mediante impulsos eléctricos. Las fuerzas que te hacen sentir dolor son las mismas que mantienen sujetas las partículas de una mesa. Viendolo de ese modo, en poco te diferencias a una piedra.

Pero ya se lo que me dirás.

Las piedras no piensan, ni sienten.

La habilidad de abstraer ideas en tu mente te hace sentir especial. Pero esa misma capacidad te permite darte cuenta de que ... tal capacidad no existe.

Son, nuevamente, meros impulsos que te hacen ser consciente de lo que te rodea; solo que, a diferencia de otros seres vivos ... tienes la desgracia de que también te hace ser consciente de lo que eres...

Volvemos al punto de partida. No eres más que el virus que está matando un cuerpo que tú mismo habitas. Y tú, en un derroche de autocrítica del que te sientes orgulloso, piensas que perteneces a una raza que no merece sobrevivir.

He aquí la trampa. El mecanismo biológico que te hace ser consciente de la necesidad de que dejes de existir ... no tiene otro fin que seguir existiendo.

Posees infinitud de sentimientos. Muchos de ellos te resultan bellos y gratificantes, y los mitificas hasta el punto de creer que perdurarán hasta después de tu muerte. Pero sabes que no es así. No solo eso. Sabes que son fruto de reacciones hormonales que ni siquiera puedes controlar. Esos sentimientos altruistas que posees hacia los demás seres como tú no son más que el fruto de la necesidad inevitable de sobrevivir inherente a tu condición de ser humano. Haces lazos de amistad porque te ayudarán a sobrevivir. Te enamoras, porque necesitas descendencia. Y hasta serías capaz de renunciar a tu propia vida por la de los demás. Y pese a todo... estos siguen siendo actos egoistas, cuyo único fin son la permanencia del acervo genético humano en el tiempo.

Y eso te aterroriza.

Porque sabes que eso te hace igual a mi.

Porque eres consciente, quieres evitarlo, puedes evitarlo, pero no lo harás.

Te enamorarás.

Pero no desesperes....

Existe otro sentimiento. Un sentimiento que no nace de la necesidad de sobrevivir... un sentimiento que puede incluso oponerse a esa necesidad. Un sentimiento que te hace débil y patético.

...

¿Porqué lloráis los humanos?


...

La pena es lo único que nos diferencia a ti y a mi.
No la menosprecies.